FARMACOS BIO

MS News



Lluís Compte

Barcelona

Europa

www.compte.cat

www.lluiscompte.info

www.esclerosis-multiple-internacional.org/




--------------------------------------------------------------------------------



El complejo día después de los fármacos 'bio'
Los medicamentos son eso, medicamentos. Y guste o no, por milagrosos que parezcan, absolutamente todos tienen pegas. Una de las más graves, al margen de su ineficacia en algunos casos, son los efectos adversos, y de esta quema no se salvan ni los tan enaltecidos medicamentos biotecnológicos
Paloma G. Moreno - Madrid - 11/03/2010

Pese a que desde su irrupción en la medicina los biológicos gozan del beneplácito de la mayoría de los profesionales médicos, dada su mayor eficacia, estos tratamientos también están lastrados por este inconveniente. Incluso más, según señalan algunos profesionales de la sanidad.

Loreto Carmona, directora de la Unidad de Investigación de la Sociedad Española de Reumatología, es muy taxativa. Los biológicos "no son más seguros que los tradicionales y además son mucho más caros. Por eso, en muchos casos se usan cuando los tradicionales no funcionan", al menos en el ámbito de enfermedades reumáticas, apunta.

Trastornos vasculares, trombosis, alteraciones de la tiroides, infecciones respiratorias, neumonías, tuberculosis, epiteliomas (tumores en la piel), disminución de las defensas, toxicidad ocular e incluso reacciones alérgicas, diarrea o rash en la piel son sólo algunos de los efectos adversos que se han empezado a constatar desde que comenzaron a aplicarse estos tratamientos, muchos de ellos con apenas sólo tres o cuatro años de existencia. Parece ser que el medicamento perfecto, al menos de momento, no existe.

Cesar Hernández, subdirector de medicamentos de uso humano de la entidad encargada de la seguridad en España, la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios, también es muy expeditivo. "Los biotecnológicos no son placebos. Son potencialmente peligrosos". La garantía está en utilizarlos correctamente, controlando sus riesgos. Precisamente, extremar el control de estos riesgos es lo que está acarreando cambios importantes incluso en la práctica médica. Para empezar, "los profesionales no han tenido más remedio que volcarse más en el cuidado y vigilancia de los pacientes; algo muy positivo", asevera Carmona.

Y es que es en el médico en quien recae la responsabilidad de conocer cómo se metabolizan estos medicamentos, cómo se manejan y los efectos que producen al combinarse con otros fármacos, asegura Emilio Alba, presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica, área donde los oncólogos han tenido que empezar a bregar con nuevos efectos secundarios, como trombosis, alteraciones de la tiroides o reacciones infusionales, derivados de los biológicos. Y todos son más frecuentes que en la demonizada quimioterapia.

En el área de las enfermedades reumatológicas también han tenido que cambiar el chip desde que empezaron a utilizar estos tratamientos. "No se sabía qué cosas nuevas podrían traer", asegura Carmona. Además de la disminución de las defensas, propio de estos fármacos, cuyo coste anual en el tratamiento de la enfermedad auto inmune artritis reumatoide puede costar unos 23.000 euros, los médicos tuvieron que hacer frente a nuevas manifestaciones. Infecciones de vías respiratorias altas, neumonías, así como con una reactivación de la tuberculosis en los pacientes o tumores en la piel.

Otro de los cambios que ha traído la proliferación de estos tratamientos ha sido el nacimiento de nuevos registros, encargados de recoger cualquier incidencia generada. Inscripción que, según ha señalado Hernández, viene a reforzar la ya intensa labor de farmacovigilancia que lleva a cabo la Agencia del Medicamento. Paralelamente a la supervisión que realizan las comunidades autónomas, mediante las comunicaciones hechas por los facultativos y los pacientes, estos registros tienen la particularidad de tener un carácter más obligatorio.

Financiados por los laboratorios, aunque al principio con ciertas reservas (en Europa el 80% de las notificaciones de efectos secundarios vienen de la industria mientras que en España sólo el 20%), gracias a estos registros se ha conseguido, que algunos medicamentos autorizados a priori, de acuerdo a una relación beneficio/riesgo, fueran retirados del mercado tras comprobar que esta relación quedaba alterada en un uso más masivo. Como señala Hernández, la vigilancia continúa después del ensayo clínico.


--------------------------------------------------------------------------------

Origen: Cinco Días.com

0 comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por dedicarme un poco de atención y a preocuparte por este tema.